Aunque cada año nos aseguran que la cura de la diabetes está a la vuelta de la esquina, lo cierto es que hoy por hoy es necesario seguir poniéndose insulina. Las bombas de insulina lo facilitan pero además de ser bastante caras, a diferencia de los pinchazos debes llevarlas continuamente. Al ver que su hijo Jacob se sentía raro con respecto a los demás, Camille y Philippe decidieron tatuarse una bomba de insulina en sus barrigas como acto de solidaridad . Pero no sólo eso, previamente decidieron recoger donativos vendiendo pulseras a 5 dólares para poder comprarle una bomba y un glucómetro continuo Medtronic, valorados en 6.800 y 700 dólares respectivamente , así como las recargas de tres meses. Aún así les sobró dinero y lo han donado a otra familia y organizaciones. Pero lo curioso del caso, aparte de ver como meten tripa deformando sus tatuajes, es que aunque ahora les pueda parecer curioso y solidario, lo gracioso vendrá cuando pasen unos años. ...
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